lunes, 2 de noviembre de 2020

 el laicismo, garantía de la libertad de creencias, y su relación con la separación entre el estado y la iglesia

laicismo

El laicismo defiende el derecho de las personas a ser educadas en un espacio de libertad, sin dogmas de fe. La independencia del ser humano y el Estado de cualquier influencia religiosa o eclesiástica .El laicismo es un movimiento ilustrado que defiende la autonomía de cada persona e impulsa su derecho a ser educada libremente sin  adoctrinamiento dogmático.

Laicismo es una posición que el Estado toma respecto a la religión, dejándola al margen de las prácticas educativas, es decir, reconoce el derecho a practicar una religión, y hacerlo en el ámbito de la familia, de las comunidades religiosas y de las organizaciones ligadas a ella, si así se desea.    



La laicidad descansa en tres pilares: la libertad  de conciencia, lo que significa que la religión es libre pero solo compromete a los creyentes, y que el ateismo es libre pero solo compromete a los ateos; la igualdad de derechos, que impide todo  privilegio público de la religión o del ateísmo; y la universalidad de la acción pública, esto es, sin discriminación de ningún tipo


libertad de creencias

El derecho a la libertad de religión o creencia es un derecho fundamental de cada ser humano en todas partes pero en todo el mundo, la libertad de religión se ataca, con restricciones severas al alza en las cinco principales regiones del mundo en la última década.

Los abusos del derecho a la libertad religiosa son generalizados e impactan a la gente en todo el mundo. Las organizaciones religiosas y los individuos que se asocian en comunidades religiosas deben superar una creciente represión cuando expresan sus creencias o manifiestan su religión en público.

No existe actualmente ningún conjunto de principios, reglas o estándares en este área crítica respecto a la representación de la religión o la creencia por los medios de comunicación. Sin una articulación clara de tales principios y estándares, no hay ningún medio eficaz para determinar si los informes en las noticias violan los derechos humanos universales estándares mientras engendran la discriminación o incluso la violencia contra los individuos debido a su asociación religiosa


La libertad de culto, o la libertad de conciencia, es vital para la salud de una sociedad diversa. Permite que prosperen distintas religiones y creencias. La libertad de culto protege los derechos de todos los grupos y de todas las personas, entre ellas las más vulnerables, sean éstas religiosas o no. La formación religiosa en una determinada confesión no es función de la escuela en sociedades plurales y democráticas. Corresponde a la familia y a las iglesias. Sólo sería comprensible en las escuelas confesionales al margen de la actividad puramente lectiva del centro y siempre que en la práctica comporte promoción de la autonomía de la persona y reconocimiento de la diferencia como valor. No todas las prácticas educativas religiosas tienen la misma legitimidad

Parece difícil imaginar que se vuelvan a tematizar estas cuestiones sin referimos necesariamente a una religión en concreto; sin embargo, pensamos que es necesario. Un modelo de escuela plural debería abordar en su acción pedagógica lo religioso y el tratamiento de lo trascendente, sobre la base de una sociedad en la que la diversidad religiosa añade elementos diferentes y nuevos a la diversidad cultural que existe.

separación de estado-iglesia 

En las antiguas colonias, los procesos de independencia y formación nacional del siglo XIX fueron traumáticos para la relación entre Iglesia y Estado; este proceso permitió a las iglesias adaptarse a las exigencias y hostilidades de la vida pública, a las tareas básicas de organización de la nueva república y a los retos que implicaba la construcción de un nuevo orden político.(La Iglesia no tuvo que modificar sus sistemas de creencias sino perfeccionar su red de agentes y actividades, de allí que tomara rápidamente la iniciativa en el campo de las sociabilidades políticas y aportara en la legitimación religiosa de la independencia).

Cabe mencionar que la postura de las jerarquías eclesiásticas ante la independencia era condenarla, a pesar del apoyo de muchos clérigos, criollos y liberales, pues en México, algunos clérigos conservadores veían la independencia una forma de liberarse del patronato indiano.

En 1992 en encuestas aplicadas por la Presidencia de la República se logra ver que el 58.4% de la muestra no está de acuerdo en que la Iglesia participe en política y el 61.9% tampoco está de acuerdo en que las iglesias tengan propiedades. A pesar de esta encuesta, algunos dicen que la vía de negociación elegida fue cupular, tradicional, vertical y autoritaria, y por lo tanto no moderna y transparente, de ahí que se hable de una veta de anticlericalismo en la sociedad mexicana.  

Es importante mencionar que la separación iglesia-estado se dio a través de la apertura a otras iglesias y del abandono de la afirmación de ser naciones exclusivamente católicas. Sin embargo, en casi todos los países se continuó brindando privilegios a la Iglesia por ser el catolicismo la religión mayoritaria.

De hecho, la Iglesia Católica, a pesar de su separación del Estado en los países latinoamericanos, y a pesar de importantes variaciones, sigue siendo un actor político muy influyente y cercano al poder.

separación en México 


La revolución se enfrentó duramente con la Iglesia católica que pasó a depender del Estado. En 1790 se eliminó la autoridad de la Iglesia de imponer impuestos sobre las cosechas, se eliminaron también los privilegios del clero y se confiscaron sus bienes. Bajo el Antiguo Régimen la Iglesia era el mayor terrateniente del país. Más tarde se promulgó una legislación que convirtió al clero en empleados del Estado. Estos fueron unos años de dura represión para el clero, siendo comunes la prisión y masacre de sacerdotes en toda Francia. El Concordato de 1801 entre la Asamblea y la Iglesia finalizó este proceso y establecieron normas de convivencia que se mantuvieron vigentes hasta el 11 de diciembre de 1905, cuando la

 

Tercera República sentenció la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado. El viejo calendario gregoriano, propio de la religión católica fue anulado por Billaud-Varenne, en favor de un calendario republican  y una nueva era que establecía como primer día el 22 de septiembre de 1792.

 

Separación de iglesia y estado en México

 

Benito Juárez García se convirtió en uno de los presidentes que logró instaurar una enorme cantidad de beneficios políticos en México; no solo eso, su trabajo y lucha se tradujeron en un legado que tiene como principal pilar la fundación del Estado mexicano tal como lo conocemos: laico, independiente y soberano.

 

La laicidad del Estado mexicano es uno de los más grandes compromisos y proyectos

 

de Benito Juárez a lo largo de toda su vida política; así lo demostró en 1844 cuando luego de ser nombrado secretario de Gobierno en el gabinete del gobernador de Oaxaca, Juárez presentó su renuncia ante el intento de las autoridades de consignar a quienes se negaban a pagar el diezmo a la Iglesia.

 


Para Juárez la separación de la Iglesia y el Estado representó un proyecto que buscaba minar los privilegios desmedidos que poseía un sector limitado de la población en detrimento de uno más grande y de la autonomía del Estado, el cual velaba por intereses particulares resguardados por la Iglesia.

 

Tras la caída de Antonio López de Santa Anna con la Revolución de Ayutla y la llegada a la presidencia de Juan Álvarez, Benito Juárez fue nombrado ministro de Justicia, posición desde la que emitió la Ley Juárez, la cual limitaba el poder e influencia del clero en asuntos civiles. Promulgada el 23 de noviembre 1855, esta ley suprimió el fuero eclesiástico y el militar en materia civil.

 Tras su irrupción, la ley obtuvo la reprobación por parte de los conservadores y la más alta autoridad eclesiástica, la cual la calificó como violatoria de los derechos de la Iglesia católica aludiendo al derecho divino, e incluso generó malestar en el 

REFERENCIAS:

Mesa, L. J. (2013). La Iglesia católica y la formación del Estado-nación en América Latina en elsiglo XIX. El caso colombiano. Almanack.

Pérez Rayón, N. (1995). Relaciones Iglesia-Estado (1988-1994). Una cara de la modernización. Politica y cultura, 117-138.

RIPOLL, J. L. (2014). EL PROBLEMA DEL ZÓCALO: LA SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO Y LA LIBERTAD RELIGIOSA EN AMERICA LATINA. Conferencia Estado, Religión y Derecho: Una reflexión multidisciplinaria, celebrada en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, (págs. 545 - 559). Puerto Rico.


INTEGRANTES:

SORIA SANCHEZ

TIRADO SOLIS

VALENTIN HERNANDEZ

VARGAS GARCIA

VELASCO GARDUÑO

VILLANUEVA CALZADA

MARTINEZ AMARO 


 

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